Albañiles destrozaron columnas del inmueble que, como patrimonio cultural, debe ser preservado. Su dueño es Hernán Lomabrdi, secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, publica el Diario Crónica.
Un hecho insólito se produjo el martes en el Palacio San Miguel, ubicado en la esquina de Suipacha y Bartolomé Mitre. Por la mañana los vecinos advirtieron que un albañil rompía a mazazos la parte inferior de las pilastras de mármol de Carrara que recubren la fachada del lujoso salón de fiestas y eventos del microcentro. Resultaba raro que se hiciese allí una reforma, teniendo en cuenta que el edificio con aires europeos es patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad, por lo que no puede ser modificado su frente y menos sin un permiso de obra.
Inmediatamente el Ministerio de Planeamiento de la ciudad tomó cartas en el asunto y la Dirección General de Obras y Construcciones (DGFICO), cuyo titular es Mario Boscoboinic, envió inspectores a fotografiar la obra ilegal y multar a los dueños del lugar.
Resultó que el propietario del palacio era nada menos que el secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardi, quien fue llamado por altos funcionarios que le comunicaron que había iniciado una reforma supuestamente ilegal, ya que la fachada por ley no se puede alterar, y ni siquiera tenía un expediente de permiso de obra como el que tiene que presentar cualquier vecino cuando inicia una modificación en su casa o comercio.
En casa de herrero, cuchillo de palo. Ayer le exigieron a Lombardi que presente los planos, porque si no la obra sería clausurada y él sufriría una multa. Como el espléndido edificio, construido en 1857, estaba catalogado, le ley impide que se haga cualquier reforma en el frente. La idea, parece ser, era reemplazar la base de las molduras de las columnas originales por una de mármol blanco.