El monumento
La idea de trasladar el monumento a Cristóbal Colón de la plaza justo atrás de la Casa Rosada –de hecho, su jardín privado desde 2007– a Mar del Plata está levantando críticas y una medida legal doble. Por un lado está la delicadeza física de esas 623 toneladas de mármol de Carrara, tan blando él, que hacen que sea peligroso pensar en desarmarlas, trasladarlas 400 kilómetros y volver a armarlas. También hay que tener en cuenta que varios especialistas en patrimonio edificado coincidieron en que la estructura muestra sus casi noventa años frente al río, con erosiones y grietas, con lo que ponerlo frente al mar sólo agravaría su desgaste.
El grupo ¡Salvemos a las Estatuas! se alarmó por la idea y Basta de Demoler acaba de presentar un amparo para evitar la mudanza, en el que nombra por igual al gobierno nacional y al de la Ciudad. El reclamo es porque la plaza Colón, aunque cerrada al público desde hace seis años, sigue siendo propiedad de la Ciudad, que de hecho pagó las obras de enrejado y construcción. En ningún momento el convenio firmado entre los dos gobiernos para enrejar y modificar la plaza dice que ésta pasó a ser propiedad de la Nación.
Con lo que el gobierno nacional no tiene base legal para sacar una propiedad porteña de un lugar porteño. Como el gobierno local no movió un dedo, aunque el monumento ya está cubierto con lonas, queda incluido en el amparo por su pasividad o su acuerdo tácito con la movida. La única manera legal de sacar o poner un monumento es con el voto de la Legislatura, que tiene la exclusividad de imponer “nombres a sitios públicos, disponer el emplazamiento (y desplazamiento) de monumentos y esculturas y declara monumentos, sitios y lugares históricos”.