Otro ideón del ministro fue crear un “centro de interpretación e información turística” adentro de la tan cerrada confitería Richmond. No es que Cultura quiera tomar todo el local, que se rumora está en alquiler por una verdadera fortuna en dólares más una participación en el negocio. Lombardi se conformaría con un pequeño espacio dentro de lo que, parece, no va a ser un “flagstore” para Nike. Ante el notable papelón, superior aun al que sufrieron los de Citibank por el Teatro Opera, la empresa de zapatillas habría desistido de mudarse a la confitería, con lo que la Richmond es ahora un elefante blanco en alquiler.
La diputada porteña María José Lubertino consiguió un inversor interesado en reabrir la Richmond como confitería. Según parece, no logró que nadie considerara esta opción.