«Esta semana dejó su banca Teresa de Anchorena, la diputada porteña que protagonizó un cambio inmenso en la situación –legal y material– del patrimonio de la ciudad. Un recuento, un análisis y una despedida. Lo que pasó en estos 48 meses es mucho más de lo que cualquiera se animaba a esperar o decir en voz alta, a menos que quisiera que le tomaran la fiebre y lo miraran feo. En 2005 sólo existía la ley 1227, que se animaba a definir el patrimonio como figura legal, pero había sido duramente cajoneada por el gobierno de la época. En la Legislatura, el patrimonio era una niña bobita de la que se hablaba mal y poco en la comisión de Planeamiento y alguito más en la de Cultura.»