Los coches La Brugeoise, ¿son inseguros?
Ante el inminente traspaso del Subte a la Ciudad se agita nuevamente el fantasma de que los coches de la línea A son inseguros. Tanto el jefe de Gobierno como sus subalternos presentan en forma recurrente a «los coches de 100 años» como el principal problema de la red. Dos auditorías internacionales y la opinión de expertos parece contradecirlos. El mantenimiento, otra vez el punto débil.
El ingeniero Alejandro Nazar Anchorena -gerente de Planeamiento y Control y director gerente de Técnica entre diciembre de 1983 y mayo de 1988 y presidente de la empresa entre agosto de 1996 y mayo de 2002-, la línea que menos registros de accidentes tiene es la A. En una entrevista con enelSubte.com, destacó fundamentalmente la arquitectura de la línea: «salvo las curvas de Congreso y Miserere, el resto es todo recta. Con bajar la velocidad en esos puntos, no debería haber problema » Las estadísticas respaldan su opinión: en 99 años de servicio hubo cuatro choques graves y sólo uno de ellos ocurrió con pasajeros a bordo.
El relativamente bajo número de choques obedece a varios factores. En primer lugar a la forma casi recta de la línea A. En segundo lugar los coches La Brugeoise merecieron, al menos hasta hace un año, un mantenimiento ejemplar a lo largo de toda su trayectoria: cuenta Nazar Anchorena que, en ocasión de un viaje a Alemania a mediados de los 80, recibió las felicitaciones de los ingenieros de Siemens y de empresas operadoras de servicios ferroviarios cuando narró que «en Buenos Aires tenemos la flota más antigua del mundo y son 99 coches que andan todos los días, no unos pocos para los turistas» para, acto seguido, explayarse sobre las rutinas de mantenimiento ensayadas por SBASE en la época.
Los coches La Brugeoise, ¿son inseguros?
Como toda máquina, los niveles de seguridad dependen de su uso y mantenimiento. Si se tienen en cuenta el historial de servicio y las opiniones especializadas los coches La Brugeoise no deberían significar un riesgo para la seguridad del servicio, ni mucho menos son el principal problema de la red como los presenta el macrismo, siempre y cuando se sigan los protocolos de mantenimiento del material rodante y de las instalaciones fijas como se hacía hasta hace un año. Asunto totalmente distinto es la frecuencia: claramente la flota Brugeoise no alcanza para cubrir la línea A hasta San Pedrito y por ello requiere la asistencia de unidades compatibles como los Fiat Materfer.
Si bien tener distintas flotas no ocasiona problemas a la hora de su mantenimiento, puesto que este se realiza en Polvorín cuyo personal está entrenado y cuenta con las herramientas necesarias para efectuar la reparación de todos los coches de la red, sí puede resultar un inconveniente a la hora de mantener la regularidad en la línea a partir de las distintas tasas de aceleración y frenado de los tipos de trenes empleados. Para poder mantener a los Brugeoise junto a los Materfer y cumplir con la frecuencia máxima de 90 segundos permitida por el sistema de señales se necesitarían más trenes que si la flota fuese uniforme con vehículos modernos al tener estos últimos una aceleración, frenado y velocidad final más elevados que la flota actual. Sin embargo, es un precio que vale la pena pagar a la hora de preservar parte del patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires, tal como hacen en varias ciudades europeas y americanas con sus unidades tradicionales.