Un mandato patrimonial
La emergencia que no tiene fin en nuestro país es la degradación del patrimonio arquitectónico y urbano, como si los argentinos y, en especial los porteños, padecieran una indiferencia estructural
«La Argentina ha venido sobrellevando decadencias y emergencias varias por muchos años. Algunas parecen disipadas, otras conjuradas, unas pocas remontadas. La emergencia que no tiene fin y que se agrava sin cesar es la de la degradación del patrimonio arquitectónico y urbano en todas las partes del país. Y por supuesto la ciudad de Buenos Aires lleva la delantera por varios cuerpos… edilicios.
Parece que los argentinos, y en especial los porteños, tuvieran un crónico y estructural desdén por su pasado, su herencia y su memoria. Y se muestran especialmente indolentes y resignados cuando se trata de la arquitectura, que es justamente «historia congelada en el espacio». Las razones de este fenómeno son diversas y complejas.»