«…la sonriente resolución firmada por Antonio Ledesma, director general de Interpretación Urbana y Registro –y jefe del Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales– el 25 de noviembre del año pasado sobre la Villa Rocatagliatta. El proyecto a construir en esa esquina de la avenida Balbín es un adefesio inolvidable, una fealdad de gran tamaño que desvela a los vecinos de Co-ghlan. Lo que existe ahí hasta ahora es una quinta a la italiana de la época en que ese barrio era, si no de quintas, ciertamente jardín, con lotes amplios y baja densidad.
La Rocatagliatta tiene protección cautelar desde 2009, con lo que no puede ser simplemente demolida. Por eso, la casa de 376 metros cuadrados sobre un jardín de 3420 metros será “acompañada” ahora por dos formidables torres que tendrán un total de más de 43.000 metros cuadrados, con una de trece pisos y la otra de 27. En su resolución, Ledesma se alegra de que el “edificio singular” vaya a ser “preservado en el proyecto” y que los desarrollistas se propongan “recuperarlo, ponerlo en valor y devolverle los atributos que ameritan su catalogación”.
Es muy curioso que el funcionario a cargo del Consejo que asesora en patrimonio se alegre tanto. Es que por un lado basta ver el render de la obra para saltar de la silla, con la villa italianizante reducida a un cubito entre sus dos vecinotas tan rentables. A eso se agrega la floja, floja idea de “restaurar y poner en valor” que proponen los empresarios y Ledesma acepta alegre.»