La resolución irregular del juez Fastman modificó la cautelar de su antecesor, el juez Scheibler y autorizó al gobierno a construir el metrobús eliminando las plazoletas centrales de la 9 de Julio.
Lisandro Fastman es juez porteño desde hace exactamente 23 días y ya tiene su primera recusación, un record verdaderamente notable. El magistrado tomó el Juzgado 14, del que era secretario, justo después de que lo subrogara el juez Guillermo Scheibler, que decidió la cautelar sobre el destrozo de los árboles de la avenida Nueve de Julio. Scheibler no tomó la cuestión de fondo, que era la necesidad o posibilidad legal de hacer el metrobús, pero ordenó parar con el manoseo a los árboles y nombró a la UBA –Facultad de Agronomía– como asesora en su manejo. Todo fue apelado por ambas partes.
Pero el tema ni llegó a la cámara, como corresponde, cuando Fastman decidió cambiar todo. El 26 de marzo el juez levantó la prohibición y le permitió a la ciudad “asesorarse” con sus propios jardineros. El fallo es notable porque le da piedra libre al macrismo en funciones para romper todo y porque es una segunda vuelta de la primera instancia, una novedad jurídica que seguramente creará un antecedente.
Este miércoles, una de las amparistas, Mónica Capano, recusó a Fastman “por la emisión de opiniones intempestivas respecto de cuestiones pendientes que aún no se encuentran en estado de ser resueltas”. Capano acusa a Fastman de faltar a su deber de mandar la causa a la cámara y, “de manera sorpresiva”, emitir una resolución que “tergiversa y modifica de manera subrepticia” la cautelar. Lo más grave, legalmente, es que lo acusa de “sustitución indebida del rol que le cabe a la segunda instancia, creando una especie de instancia única”.
Parece que Fastman, como señala Capano en su escrito patrocinado por Pedro Kesselman, anuncia nomás cuál será su fallo final sobre la cuestión de fondo. ¿No habrá ya segunda instancia en los temas que realmente le interesan al gobierno de Mauricio Macri?