Este martes fue el debut del arquitecto Jaime Sorín, flamante presidente de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, en esa entidad rutilante que es el CAAP, el Comité Asesor en Asuntos Patrimoniales. Antaño un sello de goma dedicado a justificar los permisos de demolición que quisiera dar Desarrollo Urbano, el CAAP ganó poder al quedar encargado del trámite especial para los edificios anteriores a 1941.
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La decisión de Sorín de pedir ese lugar y ocuparlo generó expectativas. Por casualidad o por esas expectativas, la reunión de este martes fue tranquila y abundante en recomendaciones de catalogación. Básicamente, se tocaron tres temas. Dos eran catalogaciones individuales, uno el de la linda esquina de Formosa y Riglos que se ve en la foto, y el otro de algunos edificios en la poco conocida calle Hualfin, que tiene la curiosidad de tener varios edificios catalogados de una vereda y ninguno de la otra. Ahora, las cuatro cuadras de la callecita muestran mayor balance y vale la pena preservarlas.
Pero el tema mayor fue la lista de 19 edificios a catalogar individualmente en la APH Abasto. Esta área especial es un anillo alrededor del viejo mercado, de una manzana de grosor, con lo que se puede salir del ahora shopping y caminar una cuadra para cualquier rumbo en zona protegida. El trabajo de este martes cubrió siete edificios en la calle Sánchez de Bustamante, siete en Tucumán, uno en Anchorena, otro en Gallo, otro en Valentín Gómez, uno en Ecuador y uno en Jean Jaurès, casi todos de escala modesta y por lo tanto en peligro de demolición. No hubo caso con otros dos, de lotes largos y tentadores, que fueron “desestimados”. Pero al menos hay casi veinte predios de valor a salvo de la piqueta y una sesión del CAAP en la que la preservación fue mayoría. Ojalá que se haga costumbre.
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