Quienes tienen edad para recordar la vieja Mar del Plata anterior al Mundial ’78 y la infame comercialización de toda su orla urbana, la tienen en su corazón como una de las cosas más bellas creadas por los argentinos. Esa ciudad quedó tapada por torres de ínfima calidad, nulo gusto y ninguna preocupación más allá de ganar dinero. Aquí y allá quedaron algunas casas como para hacer contraste con lo nuevo, testimonios de la calidad constructiva y el gusto local. Una de esas construcciones es conocida como La Cuadrada, en la calle Nueve de Julio.
Hasta febrero, el caserón era un restaurante y centro cultural muy animado que se ganó un lugar importante en la escena marplatense (la permanente, la de los que viven allá). Para este fin de año, corrió la voz de que se iba a demoler para hacer, cuándo no, otra torre. La historia, que nos llega por nuestro roving editor Jorge Cohen, es que un temporal de granizo arruinó el techo de la casa y por eso terminó en venta, todo un síntoma de la fragilidad de las cosas.
Como en Mar del Plata no hay una ley clara de patrimonio y el todo vale sigue siendo duro, la productora cultural Liliana Wolansky organizó un abrazo a la casa. Lo hizo por redes sociales y llamando a los amigos, cosa de no quedar sola. Resultó un éxito, una muestra de preocupación y de conciencia tal que motivó una respuesta del gobierno municipal local. Desde la Secretaría de Cultura avisaron que van a presentar un proyecto para preservar la casa y tal vez expropiarla como centro cultural público. Desde Planeamiento Urbano confirmaron que “hubo consultas”, pero que todavía nadie pidió un permiso formal para demoler La Cuadrada, ya vendida a nuevos dueños.
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