El monumento a Cristobal Colón fue donado por la colectividad italiana residente en nuestro país para la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo. Fue realizado por el escultor Arnaldo Zocchi (1862-1940). Por Ley Nº 5105 del 26 de agosto de 1907 se aceptó la donación y fue inaugurado en la plaza que lleva su nombre, recién el 15 de junio de 1921; el retraso se debió, entre otros motivos, a la primera guerra mundial.
Desde lo simbólico, la obra permite conocer a través de sus grupos escultóricos el hecho histórico del descubrimiento de América. Cristobal Colón está representado en actitud de observar el oceano, su vista fija en el horizonte que rememora las rutas que un dia navegó.
La comunidad italiana nos legó además, como parte del mismo, una cripta ubicada bajo la estatua, un museo testimonial de la presencia latina en la cultura americana, desde la llegada del “primer inmigrante italiano a las Américas”. En su interior se guardan varios objetos donados por Italia a la Argentina como el de Génova – un cofre con un ladrillo de la casa natal de Colón – y el de Roma -un bloque de mármol labrado extraído del monte Palatino -.
Desde lo técnico, está conformado por unas 623 toneladas de bloques de mármol de Carrara y la estatua de Colón fue colocada sobre un alto basamento de mas de 20 metros de altura. La complejidad del monumento hace que los expertos preservacionistas consideren riesgosísimo el traslado del monumento, mucho menos a una ciudad balnearia como Mar del Plata, exponiéndolo al ambiente marino altamente agresivo para los materiales de construcción incluido el mármol.
En cuanto al espacio verde en que se halla ubicado el monumento – área posterior de la Casa de Gobierno- fue proyectado y construido por Carlos Thays como parte del Paseo de Julio. La plaza Colón recibió ese nombre por Ordenanza del 28 de noviembre de 1894 y fue inaugurada en 1904. En 1911 se construyeron las terrazas y escalinatas que otrora ordenaban el sector hacia el río. En 1921 se terminó el arreglo de jardinería proyectado por Eugenio Carrasco y Francisco Lavecchia para recibir la estatua.
Los monumentos entablan con su entorno y con el habitante de la ciudad una red de relaciones tangibles e intangibles, a través del devenir urbano, la memoria y la historia de cada uno de nosotros. En este caso se creó un espacio simbólico ítalo-argentino en la unión de la arquitectura “italianizante” de la Casa de Gobierno de la Nación Argentina, realizada por el arquitecto italiano Francisco Tamburini y el monumento conmemorativo de Italia a la Argentina de Zocchi.
Desde lo legal el monumento es propiedad de la ciudad de Buenos Aires, como consta en el archivo de Monumentos y Obras de Arte del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Creemos que es muy merecido el homenaje a una mujer de trascendencia nacional como la generala Juana Azurduy y agradecemos el aporte del gobierno boliviano para su realización, pero el recibir un nuevo monumento de otra colectividad no puede empañarse con el hecho de volver invisible la donación de la comunidad italiana.
¡Salvemos las Estatuas! promueve el cuidado y respeto por el patrimonio escultórico heredado así como la integración de nuevos monumentos respetando el diálogo simbólico que entablan estas obras entre sí en el espacio público a través de la historia.
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