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Que la industria diga que su actividad no tiene nada que ver con las inundaciones cada vez más peligrosas de la región es pueril. El Código que terminó suspendiendo la Justicia permite más que duplicar el casco urbano construyendo sobre zonas inundables, sube las alturas vigentes entre uno y seis pisos y permite la construcción en altura en más del 50 por ciento de la ciudad. El engendro también creaba un sistema de premios y permisos especiales para aumentar el FOT y la densidad, y poco menos que obligaba a subdividir cuanta chacra o campo quedara a la vista de la ciudad. Estos kilómetros cuadrados de pavimento y cemento, más los kilómetros cúbicos de hormigón, ciertamente afectan el momento en que la lluvia toca el suelo.
En fin, un documento para entender las claves de un negocio que se comporta como las madereras en el Amazonas. Y no sólo en La Plata.
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