Este martes el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales tiene una agenda enorme, con cien edificios a tratar. Esta exageración es alarmante, porque el ente no tiene ni remotamente la capacidad técnica de estudiar a fondo tantos casos, lo que no es ningún accidente. Como se sabe, el CAAP decide la vida y la muerte de nuestras piezas patrimoniales que cometieron el pecado de no tener cuarenta metros de altura, con lo que son compradas por especuladores que quieren “maximizar la carga constructiva” apilando hormigón. La presencia de Jaime Sorín, el flamante presidente de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, está poniendo algún límite a la piqueta, pero esto de ver los edificios de a resmas es simplemente una chantada…
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