«Se acaba el calendario legislativo porteño con dos temas cruciales sin resolver. Uno es la renovación de la ley 3056, que vence en diciembre y dejaría sin la menor protección al patrimonio edificado. El otro es el palo en la rueda surgido contra el APH de la city porteña.»
«Esta fue una semana de nervios para los que defienden el patrimonio edificado, ya que el año legislativo se termina con dos temas de inmensa importancia literalmente en el aire. Uno es la prorrogación de la ley 3056, único mecanismo de defensa del patrimonio ante la piqueta maleva. Otro es la sanción de la nueva APH en la city porteña, que el diputado radical Antonio Campos busca torpedear con argumentos poco sostenibles. Los dos temas son masivos, ya que uno toma toda la ciudad y el otro expande el APH 1 desde Plaza de Mayo hasta Plaza San Martín, tomando decenas de nuestros edificios más valiosos.
El tema de la 3056 es crucial, porque es la continuación de la 2548 que protege todo edificio anterior a 1941 de la piqueta directa, vía ventanilla en ese nido del negocio que es el Ministerio de Desarrollo Urbano (ahora atendido por sus dueños). A fines de 2007, con el macrismo flamante en el poder, el patrimonio hizo crisis en los tribunales y en la calle, con lo que se votó de apuro el mecanismo para el invento chino con el que Ibarra y Telerman quisieron engañar a la Unesco, el polígono del Paisaje Urbano. Como no fue el fin del mundo, el mecanismo se amplió a toda la ciudad y por dos años, que vencen en este diciembre.
La oposición a renovar el mecanismo es fuerte y viene de los que quieren demoler a manos libres, y sus socios políticos»