«Esto es una cachetada a la comunidad italiana», dijo Antonio Garrapellotti, uno de los presentes, quien recordó que la escultura fue donada a la Argentina por el gobierno italiano como símbolo de hermandad entre ambas naciones, en el centenario de la patria.
«El temor que tenemos es que se destruya, porque no se puede trasladar 400 km algo que está desde hace 100 años acá», señaló Darío Signorini, miembro del Comité Italiano en el Exterior (Comites).
«El deterioro que pueda causar el ambiente salino de Mar del Plata es otra preocupación, así como el destino de lo que hay en la bóveda inferior, indicó Sonia Berjman, de Salvemos las estatuas.»