«El PRO tiene una manera de gobernar poco competente y bastante errática, pero posee experiencia y expertise en un área. Mauricio Macri es ingeniero civil y la única vez que tuvo algo parecido a un trabajo fue en la construcción, sector del que reclutó un núcleo de funcionarios. Son la “línea” que tiene a cargo la regulación, el control, las autorizaciones de la obra privada y buena parte de las decisiones de la pública. Todos son gente con empresas de construcción, socios de esas empresas, o sus empleados.
Con lo que el macrismo sí tiene foco a la hora de proteger su industria favorita, la única que conoce su jefe político. Lo que explica su hostilidad a todo control y límite en serio a la especulación inmobiliaria, a la torre y al descajetamiento de barrios enteros, a la obra mal hecha que cuesta vidas o rompe a los vecinos. Todo límite logrado en estos años vino de la movilización vecinal y su eco en la Legislatura, desde la baja de alturas en algunos barrios a la protección de edificios. Toda obra parada fue a fuerza de amparos, cortes de calles o escándalos.
Por contraste se puede apreciar la actitud de Macri y la línea. Se cae un edificio matando a obreros y vecinos, y ahí abundan los funcionarios diciendo que no pueden poner un inspector en cada obra. Se denuncian sobreprecios groseros, con planos de medidas alteradas para que los trabajos parezcan mayores de lo que son y la respuesta es el silencio. Lo que nadie dice es que en ningún país del mundo hay un inspector en cada obra porque no hace falta: lo que se hace es castigar con fuertes multas y denunciar con energía ante la Justicia, un efecto ejemplificador que corrige preventivamente. Y algo que ni remotamente hará el macrismo.
Todo esto ocurría plácidamente, con los peajes operando en paz y la ciudad tratada como un Amazonas donde se tala con impunidad, porque nadie miraba. En donde se pone un poco de luz aparecen las cosas raras, los papeles irregulares, los funcionarios que hacen obras públicas como contratistas con la aprobación de otros funcionarios. Esos tiempos ya pasaron, porque la agenda urbana ya es política y los vecinos entraron al ruedo con un nivel de información que pone nerviosos a más de uno.
Un dato: las coimas ya subieron verticalmente, porque “todo está más difícil”.»