En su respuesta, la jueza en lo Contencioso Administrativo, que esta semana comenzó su turno en la feria judicial, consideró válido el reclamo en lo que hace al valor histórico y cultural de esos bienes y recordó una intervención suya en un amparo presentado por bailarines del Teatro Colón en el que “el histórico escenario de ese teatro fue cortado en pedacitos a modo de souvenir, regalo empresarial que utilizó la compañía privada a la que se encargó su restauración”.
“Refiero esta anécdota personal para graficar que se requiere una pronta intervención de protección de los vagones belgas a fin de evitar que próximamente los vagones estén desguazados, abandonados o parte de los mismos como sus farolas antiguas, formen parte de la ornamentación de alguna casa en Punta del Este, si es que antes no corrieron la malhadada suerte de un asado”, enfatizó Liberatori.
La jueza tuvo en cuenta el probable deterioro que podrían sufrir los vagones ya que, según trascendidos, los coches de madera que salieron de servicio “serían trasladados al predio del futuro taller Mariano Acosta”, que hoy no es más que un terreno, ya que “la flota entera no entra en el taller Polvorín”, que es un galpón cubierto.
“La medida es preocupante ya que en dicho sitio no existe seguridad ni instalaciones para resguardar la integridad física de los trenes hasta que se decida qué hacer con ellos”, consideró la jueza.
En su argumentación, Rachid apeló a la existencia de tres proyectos en la Legislatura porteña, presentados por sus pares Aníbal Ibarra, María José Lubertino y Rafael Gentili, los cuales proponen la “protección patrimonial de la flota La Brugeoise en el marco de la ley Nº 1227”.
Por último, la legisladora pidió en su demanda que “al menos el 75 por ciento de los vagones La Brugeoise sean adaptados para seguir en funcionamiento, con fines turísticos, los fines de semana”. Pero ese tema es parte de la resolución de fondo, que deberán adoptar Liberatori o su colega Patricia López Vergara.
Comments are closed.