En Palermo andan festejando el amparo de la jueza porteña Cecilia Mólica Lourido, que frenó al pintoresco ministro de Ambiente Diego Santilli a la hora de levantar los empedrados de varias cuadras del barrio. Los vecinos juntaron firmas y le llevaron el tema a la Defensoría General porteña, que los patrocinó en la medida cautelar. El caso puntual tomaba la calle Nicaragua entre Aráoz y Armenia, cuadras que hasta exhiben las viejas vías del tranvía, aunque algunos tramos muestran una suerte de “pista” de asfalto colocada entre los rieles.
Esta obra ahora paralizada por la Justicia es otra del repertorio de trabajos perfectamente inútiles que despiertan resistencia de los vecinos. Como el metrobús, como el levantado de empedrados en varios otros barrios, como la deformación de varias plazas de la ciudad con artefactos y mobiliarios de ínfima calidad y peor diseño, el Ejecutivo porteño termina siempre en la Justicia. Ahora, la idea de Santilli de levantar las piedras de la calle Nicaragua no se puede ejecutar hasta que presente ante el juzgado los antecedentes y documentación de obra. Será interesante ver qué presenta el ministro, conocido por improvisar y hacer obras porque le parece popular hacerlas…
Santilli en este momento no cuenta con ningún profesional del rubro en algún puesto relevante de su gabinete o direcciones generales, abundantes en contadores. Pese a que es ministro de Espacio Público y Ambiente, no cuenta con arquitectos, urbanistas, planificadores urbanos o ecólogos en puestos de responsabilidad. Estas carencias sorprendentes pueden explicar la baja calidad de gestión del ministerio, pero no su vocación de dañar el patrimonio edificado y alterar el paisaje urbano.