El genio comercial que quiso hacerse un buen dinero cerrando el Bar Notable y confitería histórica que le dio su nombre al Grupo de Florida debe estar todavía en el freezer. La idea, de hace bastante más de un año, era cerrarla y transformar el local en una tienda Nike. La multinacional se borró instantáneamente ante el papelón mediático, los repudios y amparos, tal vez recordando el Waterloo de imagen que sufrió el Citibank cuando le cambiaron el nombre al Opera. Ahí quedó la confitería, en el mayor abandono, ahora sepultada de carteles pegados y transformada en dormitorio de los homeless.
Pero esta semana apareció en Internet la noticia de que una casa especializada en remates gastronómicos ofrecía su mobiliario, equipos gastronómicos y mesas de billar. Claudio Izsak Remates tiene sede en Chacarita y, de acuerdo con su página web, se dedica solamente a liquidar bares y restaurantes. Esta semana tenía tres eventos, uno en provincia y los otros en la Ciudad. El de la Richmond era este martes a las 15 y ofrecía un listado de las mesas y butacas forradas, con y sin brazos, que marcaban el estilo de la casa.
La reacción fue inmediata. La diputada porteña María José Lubertino se presentó ante la jueza Cabezas Cesato denunciando que la venta anunciada violaba la ley, porque los objetos de la Richmond estaban incluidos en el amparo. De paso, así se pudo comprobar que no existía autorización u orden alguna judicial que permitiera el remate, ni tampoco una comunicación del Ministerio de Cultura autorizándolo. Según los papeles, alguien se mandó y listo a crear un hecho consumado y ver algún peso, al fin.
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