El corresponsal del diario británico The Guardian en Argentina, Uki Goñi, publicó un suelto sobre el cierre de la confitería Richmond. Así uno se entera que por ahí paraba Graham Greene, que la puso en su El Cónsul honorario. Con esto de Internet, los periodistas pueden ahora enterarse de las reacciones de los lectores a las noticias, y las que despertó en ese norte el cierre de un bar en este lejano sur fueron llamativas. Hubo varios británicos que escribieron recordando la confitería, que conocían de visitar Buenos Aires. Un lector que firma stereotypereader dijo que “era una vergüenza, porque Buenos Aires tiene algunos de los más fantásticos cafés del mundo. Argentina va a sufrir por dejar hacer esto”. Pero la mayoría de las reacciones fueron tormentosas y originadas por la razón del cierre de la confitería. El resumen de la actitud, como escribió harrisonic, es “¡Boycott a Nike!” La mayoría de los lectores se brotaron con la noticia de que un café tradicional se va a transformar en un megastore deportivo. “Nike, Starbucks, McDonald’s… ¿no alcanza con lo que ya hay? Esta cultura americana se expande como un hongo”, escribió fastidiado daviddixit. A su vez, Sandman54 explica que Nike va a decir “no fuimos nosotros, sino la compañía X, que para eso sirve el sistema de franchising, para no tener la culpa. Es hora de que los gobiernos del mundo frenen la violación del patrimonio a manos de estas corporaciones”.
El ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, debe estar feliz por estas reacciones de turistas que ya vinieron y de potenciales turistas. Y Nike debe estar muy satisfecha con tanta publicidad gratis, aquí y en el mundo.
