El macrismo en funciones acaba de darles otro susto a los que quieren a su ciudad. Sin avisar, sin cartel, sin mayores razones, la Secretaría de Educación porteña retiró las Puertas Historiadas del escultor Arturo Dresco, que desde 1933 son el orgullo del Complejo Pellegrini, las dos escuelas y la biblioteca docente que comparten palacio en Entre Ríos al 1300. Según le aseguraron a Basta de Demoler y según lo comentó la ONG en las redes sociales, las puertas fueron retiradas “para ser restauradas”.
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Nada de esto puede verse ahora, porque como para mostrar el contraste entre esa época y nuestra anomia actual, el 1394 de la avenida tiene ahora una puerta doble de chapa doblada, con paneles de alambre de seguridad, una barra de acero baratieri y un pomo digno del Easy, que es la nueva normalidad de lo que pasa hoy por arquitectura. Como el Pellegrini aloja tres instituciones, el contraste es todavía peor porque a cada lado de la entrada central, la que sube a la biblioteca docente, están las puertas de las dos escuelas que comparten el palacio. Pese a las interminables capas de pintura cremita, estos portones siguen siendo dignos y escultóricos.
¿Para qué se llevaron las puertas de Dresco? La pregunta viene a que no se las veía en tan mal estado aunque se adivinaban vencimientos estructurales, y también a la manifiesta incapacidad del gobierno porteño de restaurar este tipo de piezas. Por ejemplo, los vecinos de Barracas siguen esperando los bronces de su mástil, que yacen en el MOA por la simple razón de que no saben cómo arreglarlos. Esto hace temer por las puertas de Dresco: capaz que alguien propone pulirlas para sacarles su pátina y dejarlas brillosas. Son capaces…
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