Este martes hubo un encuentro que tuvo momentos absurdos, que serían divertidos si no fuera porque el tema fue otra de nuestras desprolijidades culturales. En la Casa de Liniers, a última hora de la tarde, se habló de las columnas que forman un propileo en el islote del Jardín Zoológico, con foco en si eran o no eran bizantinas. Tamaña erudición de debate contrastó con el entorno: el propileo está en ruinas, el concesionario del Zoo jamás lo cuidó o restauró, el gobierno porteño lo recontrarrequetebanca en su actitud, tanto que le estiró por decreto la concesión vencida en febrero y parece no tener nada que observar sobre el estado del parque.
Sep
03