La perfección de las esculturas es completa, arrancando del juego de volúmenes, siguiendo por lo convincente de las alas de la madre y el contraposto del niño, y terminando por el bello detalle de texturas. Es del tipo de piezas que no amarretea trabajo, que fue creada para ser vista de cerca aunque se sabía que se instalaría allá arriba, allá lejos. Su calidad es tal que, tras un siglo a la intemperie, las reparaciones fueron relativamente menores. Quien pase por el Congreso en estos días podrá ver todavía los andamiajes que permiten los trabajos de limpieza y restauración, y el de consolidación de las fijaciones. Intervenciones anteriores habían creado mezclas de metales de mal pronóstico, que terminaron dejando algunos de los conjuntos apenas sostenidos por su peso.
Dic
13
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