Notable la movilización de los vecinos del viejo cine y teatro Urquiza, hoy supermercado chino y mañana, si no los paran, otra torre olvidable en el paisaje urbano. Este mes se anunció una liquidación por cierre del local, que guarda buena parte de los espacios y hasta algo del mobiliario del cine –la boletería es la oficina–, lo que disparó la preocupación vecinal. Resulta que era justificada, porque van a demolerlo sin más para que alguien haga plata a costa del barrio.
Los vecinos de la avenida Caseros juntaron muchas firmas y movilizaron a los políticos con María José Lubertino presentando un proyecto para catalogarlo y Ariel Basteiro otro, de concepción anticuada, para expropiarlo. Ayer, viernes, se hizo una reunión en el Instituto Bernasconi, donde por pedido vecinal hablaron la presidenta del Instituto del Cine, Liliana Mazure, el actor Juan Palomino y la referente del Observatorio de Políticas Públicas y Patrimonio Mónica Capano. El mix se explica porque los tres trabajaron en la recuperación exitosa del Arteplex Belgrano y del Gaumont, otros cines en riesgo.
El caso del Urquiza es, por supuesto, diferente porque hace años que cerró como sala. Pero diferente no es imposible y los vecinos entienden lúcidamente que una cosa es perder el uso y otra el edificio: el primero puede recuperarse, el segundo fue. Con lo que se discutieron ideas como rededicarlo a un uso comunal, artístico o cultural. Lo que flotó también en la reunión es que el Urquiza es un lindo edificio, una fachada que ayuda a la avenida, mientras que lo que construirán será otro bodoque que sólo le gusta al que lo facturó.
Comments are closed.