El bonito edificio forma un conjunto que arranca por Libertad 870 con la capilla del convento, toma la esquina con el claustro en sí, dobla por Paraguay con la iglesia parroquial y termina bien pasada la mitad de cuadra con el edificio de Cáritas. Como se aprecia en las fotos, el conjunto está entero y tiene muchos años por delante.
Y, cosa muy importante, el convento tiene una catalogación estructural.
Pues nada de esto importa, porque ahí se hará ahora una torre de oficinas con tres niveles de cocheras, descartando hasta una ley de catalogación en firme. El truco consiste en alegar demencia y afirmar que la catalogación es apenas para el convento en sí, cosa de demoler la capilla sin miramientos. Ahí arranca la torre, que de alguna manera se doblará por encima del convento ocupando casi todo su espacio aéreo. El bodrio visual es previsible, pero también implica destripar el edificio original para erigir los duros hormigones que sostengan esta delicia.
Los vecinos denunciaron que el edificio fue vaciado de sus mobiliarios. Esta semana se supo dónde están: en el remate de Verga Hermanos, la famosa casa de mudanzas que ahora también hace ventas. Muebles, cuadros, oratorios, candelabros y demás piezas viejas del convento fueron vendidas esta mañana.