«Vecinos de la ciudad entera están viendo con cierto espanto la idea macrista de concesionar bares en sus plazas. Lo de espanto no es exageración sino descripción, porque la palabra implica sorpresa, arbitrariedad, indefensión. Es evidente para todos que las plazas no necesitan bares, ni kioscos, ni baños, ni mesas, que la iniciativa del gobierno porteño se justifica apenas como una caja. Y, en el fondo de la reacción vecinal, está la enorme desconfianza que despierta el PRO en gestión.»
Nov
08