Tras ganar la batalla judicial contra una torre, Basta de Demoler presenta el segundo proyecto de ley para crear una plaza vecina al Monasterio de Santa Catalina de Siena.
Firmas en apoyo a la creación de la Plaza Santa Catalina de Siena
La plaza es estratégica para recibir a los nuevos habitantes del centro porteño para el cambios de uso tras la pandemia. Un espacio verde público ayudará a disminuir el efecto Isla de Calor en el contexto del calentamiento global y mejorará las condiciones de asoleamiento y conservación de un edificio histórico de 1745, declarado Monumento Histórico Nacional.
Este espacio permitirá saldar el déficit de espacios de proximidad en la Comuna I que cuenta con 0.60 m2 de espacios verdes por habitante, la mayoría de los cuales no son de cercanía, ya que la mayor parte de ese porcentaje corresponde a la Reserva Ecológica Costanera Sur.
Por estos motivos, Basta de Demoler presentó el segundo Proyecto de ley (Exp.604-P-2023), con el acompañamiento de la Legisladora María Bielli, para la expropiación y creación de una plaza en el lote adyacente al Monasterio de Santa Catalina de Siena. Dicha parcela, comprendida entre Av. Córdoba, Reconquista y Viamonte, donde existe hoy un estacionamiento, tiene la particularidad de haber estado vacante desde que era el huerto y cementerio del monasterio vecino, por lo que resulta un potencial yacimiento arqueológico.
La amenaza sobre el Monasterio de Santa Catalina de Siena:
El anterior Proyecto de ley no despertó el interés de la mayoría en la Legislatura, a pesar de haberse aprobado Proyectos para la reconversión del Centro porteño y de que la creación de nuevos espacios verdes absorbentes y arbolados es fundamental para la Adaptación al Cambio Climático. Mientras tanto, en marzo de 2023, la amenaza sobre nuestro Patrimonio Histórico sigue vigente. Los vecinos fueron alertados de que habría alguna intervención por la realización de cateos y estudios de suelo. También circula una versión de que el predio fue adquirido por la Universal del Reino de Dios para construir un nuevo templo.
Este Monasterio colonial, escenario de las Invasiones Inglesas, construido en 1745 por el arquitecto jesuita Giovanni Andrea Bianchi, habría visto afectado su entorno y su propia integridad de manera irreversible, a partir de la construcción de una torre de gran escala.
En 2016 y tras un amparo impulsado por Basta de Demoler, el Tribunal Superior de Justicia de CABA falló en contra de un permiso de construcción de una torre de 22 pisos y 4 subsuelos de cocheras aprobado en 2011 por la Secretaría de Desarrollo Urbano. La amenaza fue tal que el World Monuments Fund incluyó al edificio en su listado de ¨Sitios en Riesgo 2014¨, para visibilizar en este caso el inminente peligro de la construcción de una torre lindera al Monasterio.
Proyecto declarado nulo en 2016 por el Tribunal Superior de Justicia:
En 2021 el GCBA, presentó un paquete de 12 ¨Convenios Urbanísticos¨, que funcionan como excepciones a la norma del sitio, que incluía uno que permitía construir en el lugar una torre de 22 pisos sobre Córdoba, con shopping subterráneo y plaza privada seca a nivel de la calle, que fue luego retirado de la lista de convenios a tratar.
Convenio Urbanístico presentado en 2021:
Entre los fundamentos del fallo, la Justicia destaca que la autoridad municipal omitió dar participación a las instancias de consulta previstas en la normativa vigente, incluyendo la Secretaría de Cultura y la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos (CNMLH).
Respecto del aspecto patrimonial, el Supremo Tribunal de Justicia (STJ) de la Ciudad destacó que la Dirección General de Interpretación Urbanística y el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales de la Ciudad, se habían expedido, al tiempo de promoverse la sanción de la ley que creó el Área de Protección Histórica (APH) Catedral al Norte, a favor de la protección de la manzana en la cual se encuentra el Convento.
Por otra parte, CNMLH resaltó el daño irreversible que la obra planeada tendría por la “destrucción de la imagen del monumento con la consiguiente pérdida irreparable de los valores patrimoniales que sostienen a este importante testimonio de la historia, no sólo de la Ciudad de Buenos Aires, sino del país en su totalidad”, destacando que la normativa aplicable en materia de protección patrimonial lleva a la obligación de brindar al entorno del Convento de Santa Catalina una particular protección para preservar su valor histórico, estético, simbólico y/o testimonial.
Este no es el único caso de vecinos pidiendo la expropiación de una obra cuestionada en la Justicia; más información en ¨Dos plazas para el centro porteño¨
El Apoyo Internacional:
En el año 2010, el World Monuments Fund incluyó el área céntrica de Buenos Aires en el listado de “100 sitios en riesgo 2010”; un listado de 100 sitios culturales que se encuentran en peligro, en este caso por políticas ineficientes de preservación.
La nominación fue presentada por Basta de Demoler y la Fundación Ciudad, con el objetivo de alertar a la comunidad internacional sobre el estado del patrimonio en Buenos Aires y generar los cambios necesarios para revertir la situación.
Esta declaración internacional precipitó la sanción de una nueva ley en la Legislatura porteña de Área de Protección Histórica de Catedral a Norte. Bajo esta nueva legislación se protegió parte del riquísimo patrimonio existente en esa área y se limitaron las construcciones similares a las posteriormente permitidas por el GCBA para el lote lindero al monasterio.
En el año 2014, por segunda vez, el World Monument Fund incluyó al Monasterio de Santa Catalina en su listado de ¨Sitios en Riesgo 2014¨ para visibilizar esta vez el inminente peligro de la construcción de una torre en el terreno lindero al Monasterio.
El uso actual del Monasterio:
A lo largo del tiempo el Monasterio se ha mantenido como un oasis de oración y contemplación. Estuvo habitado por las monjas de la Segunda Orden Dominicana hasta 1974 cuando la congregación decidió mudarse a San Justo y a los edificios al Arzobispado de Buenos Aires.
Desde el año 2001, funciona como Centro de Atención Espiritual, con la misión de atender las necesidades espirituales de las personas que trabajan y transitan en el microcentro porteño.
Se ofrecen cursos, talleres y variadas actividades en un espacio de encuentro con las diferentes confesiones religiosas y con la cultura. El Monasterio continúa siendo el lugar de recogimiento y de paz de antaño, pero adaptado a las necesidades de la sociedad actual; un verdadero oasis de calma y tranquilidad en el centro porteño.
El valor histórico del Monasterio:
Fundado en el año 1745, Santa Catalina de Siena es el primer monasterio de monjas de la ciudad, y es uno de los mejor edificios mejor conservados, ya que mantiene intactas las características arquitectónicas de la construcción original.
El conjunto ubicado en San Martín y Viamonte dio el nombre al Barrio de Las Catalinas con el que hasta hoy se conoce el área. La Iglesia de Santa Catalina de Siena, fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1942 y el Monasterio contiguo lo fue en 1975.
Su arquitectura es uno de los mejores baluartes de la época Colonial. Sus planos fueron trazados por el Hermano Giovanni Andrea Bianchi, famoso arquitecto italiano perteneciente a la Compañía de Jesús y autor de un gran número de obras civiles y religiosas como el Cabildo de Buenos Aires.
Invasiones Inglesas:
Los altares de la Iglesia datan del siglo XVIII y principios del siglo XIX. El retablo mayor es de 1776, de madera tallada, dorada y policromada, de 12 m de altura, obra del artista español Isidro Lorea.
En 1872 se construyó un largo muelle para el desembarco en el Puerto de Buenos Aires que fue llamado atraque De Las Catalinas por estar ubicado frente al monasterio, que operó durante dos décadas hasta la reestructuración del Puerto por el ingeniero Eduardo Madero.
Yacimiento Arqueológico:
La plaza se emplazaría en el terreno donde se encontraban la enfermería, el antiguo cementerio, y la casa del capellán donde vivía Monseñor De Andrea, como asimismo es probable que se localizan los pozos de basura con la historia de la vida cotidiana del monasterio desde 1745 a la fecha de desocupación.
Fundamentos ambientales:
El lote se encuentra en un corredor histórico que se extiende entre dos importantes espacios verdes (Parque Lezama en el sur, Plaza San Martín en el norte) y, que en su línea de trazado ya hoy contiene otras dos plazas, Plaza de Mayo y Plaza Dorrego, en San Telmo.
La Plaza Santa Catalina vendría a incorporarse a esta sucesión desde el lado norte, completando de este modo un conjunto de espacios públicos mayormente ubicados sobre el eje de Defensa-Reconquista y dotando de simetría a un esquema centrado en Plaza de Mayo y en dos plazas y parques en dirección norte y en dirección sur.
De los cuatro espacios verdes que conforman actualmente el eje Parque Lezama-Plaza San Martín, dos son plazas secas (Plaza de Mayo, Plaza Dorrego), con muy escaso terreno absorbente y arbolado, el que se incrementará con esta iniciativa, tal como lo reclama el Gobierno de la Ciudad, utilizándose así el predio no construido más extenso de todo el Microcentro porteño.
La creación de una plaza adecuadamente forestada en un predio céntrico como éste aportará un valioso pulmón verde a una zona cuya densidad poblacional en horas laborales y durante la semana, se cuenta entre las más altas de la ciudad, brindando un espacio de solaz y esparcimiento tanto para vecinos y personas que trabajan o estudian en las adyacencias, como para los turistas que visitan el lugar. Este aspecto resulta crucial en una ciudad cuya ratio de espacio verde por habitante es significativamente menor al recomendado por los estándares internacionales en la materia.
Destacamos que para cumplir el doble propósito estético y ambiental la plaza deberá poder ser plantada con árboles que puedan desarrollar gran copa, lo cual exige que toda intervención prevea espacios con la profundidad que permita la plantación y el desarrollo de tales especies, excluyendo la aplicación del concepto de “plaza seca” que desvirtuaría tal propósito.
Ya en 1976, época en que comienza la lucha por la preservación del Convento y su entorno, el Dr. Francisco Seeber sugería que el predio fuera destinado a una plaza, a fin de abordar la falta de espacios verdes en el Microcentro porteño.
El proyecto presentado atiende también a esa necesidad fundamental, y se alinea perfectamente con el Plan Verde para sumar 110ha de nuevos Espacios Verdes a la Ciudad de Buenos Aires, que anunció el Jefe de Gobierno en octubre de 2022, quien destacó especialmente que «la mitad del espacio verde nuevo está proyectado en el centro de la ciudad, donde más se necesita».
Fundamentos Históricos
El esquema de espacios públicos se ve claramente reforzado por el hecho de ser la plaza proyectada lindera al Monasterio de Santa Catalina, con el valor que ese Convento, declarado Monumento Histórico Nacional, tiene desde el punto de vista histórico y arquitectónico.
El convento dio el nombre a todo un barrio a través de la Bajada de las Catalinas, a cuya vera Francisco Seeber estableció el muelle de la compañía de su propiedad, The Catalinas Warehouses and Mole Company Ltd, por el cual pasaron nada menos que los restos del General D. José de San Martín durante los homenajes que se le rindieron en ocasión de su repatriación en 1880.
Desde lo histórico y arquitectónico patrimonial, el Convento forma parte de un corredor de sitios de interés que se inicia en el Museo Histórico Nacional y culmina en la Estación Terminal del FFCC Mitre en Retiro, siendo junto con la antigua Casa de Ejercicios Espirituales- uno de los pocos edificios de la época colonial que subsisten en la ciudad.
La Iglesia y el Convento de Santa Catalina presentan una doble particularidad que los hace únicos, pues siendo de los de mayor antigüedad, su estilo se ha preservado desde su construcción sin modificaciones de importancia, salvo la fachada de la Iglesia modificada en 1910 por el Arq. Juan A. Buschiazzo.
Próximo a cumplir 300 años, su proyecto data de 1727, siendo iniciada su construcción en 1738, bajo la supervisión del arquitecto jesuita Giovanni Andrea Bianchi, quien transformó el Buenos Aires colonial. La iglesia fue inaugurada en 1745 y el resto del conjunto conventual en 1753.
Bianchi también intervino en parte sustancial de los edificios históricos de la época colonial que se conservan en Buenos Aires, como las iglesias y conventos de La Merced, San Francisco, San Ignacio, San Pedro Telmo y Nuestra Señora del Pilar, cuatro de ellos sobre el corredor histórico mencionado, y del antiguo Cabildo, modificado posteriormente hasta la versión actual del Arq. Mario José Buschiazzo.
A diferencia del resto de su obra, sustancialmente modificada en los siglos XIX y XX, el Convento de Santa Catalina, mantiene hoy en día el estilo que le imprimió hace tres siglos.
A comienzos de este siglo, con los trabajos de restauración llevados a cabo para su reapertura como Centro de Asistencia Espiritual bajo la dirección del Padre Rafael Braun, se realizaron en algunos sectores del Convento excavaciones y estudios arqueológicos, coordinados por la Dirección General de Patrimonio de la CABA. Estos estudios realzan aún más la dimensión histórica del lugar, en la medida que todo el perímetro original del Convento -es decir, toda la manzana- constituye un importante yacimiento arqueológico cuya totalidad aún no ha sido explorada.
Fundamentos Culturales:
La plaza proyectada se encuentra circundada por dos instituciones académico-universitarias de primer orden: una pública, el Rectorado de la Universidad de Buenos Aires y otra privada, el Centro de Estudios Macroeconómicos (CEMA)
En las inmediaciones se halla también el Centro Cultural Borges, en la esquina de Viamonte y San Martín, frente a la entrada de la Iglesia y del Convento.
El antiguo Convento funciona como Centro de Atención Espiritual abierto a todos los credos, y desarrolla actividades culturales asociadas a sus fines. También la Iglesia ofrece actividades religiosas como servicios litúrgicos etc.
Este entorno permitirá otorgar a la plaza que se proyecta un uso asociado al carácter de las instituciones que la rodean, ofreciendo espacios que permitan organizar actividades culturales y de esparcimiento. Se podría incluso considerar la conexión del patio de Santa Catalina con la nueva plaza, lo que restablecería la situación de la época colonial cuando fuera un único solar, ocupado por las distintas actividades de la vida conventual.
Más información sobre Santa Catalina en forma de búsqueda cronológica.