Es uno de los últimos lugares de la historia y tradición negra. Hoy marchan con tambores.
Nació como sede de la Sociedad Filantrópica Suiza, resguardó un escenario que vio pasar a artistas como Carlos Gardel y Sandro, pero sobre todo fue, y todavía es, uno de los últimos lugares donde queda material vinculado con la historia afroargentina y negra de la Ciudad. La Casa Suiza, en Rodríguez Peña al 200, tiene una fachada Art Deco que hoy luce demacrada pero una gran historia que, si todo avanza como está previsto, va a desaparecer para dar paso a un edificio de oficinas y cocheras.
Esta tarde, a las 18, descendientes de afroargentinos del tronco colonial –un grupo preexistente a la nación que estuvo presente desde la primera fundación de Buenos Aires–, la ONG Basta de Demoler y vecinos del barrio buscarán evitar la demolición del inmueble con una movilización frente al inmueble que incluirá tambores y ritmo de candombe argentino.
La Casa Suiza empezó a funcionar como sede de la Sociedad Filantrópica Suiza (que nació en 1861 y fue una de las primeras instituciones de inmigrantes de la Argentina) en 1895.
Fue, por ejemplo, albergue de inmigrantes suizos y allí funcionó el Shimmy Club, una asociación de afroargentinos del tronco colonial fundada en 1882 que usó sus instalaciones desde los años 20 hasta fines de los 70 para reuniones y sus carnavales. Por su sala también pasaron Gardel, Sandro, Hermética y los Redondos. Durante la Dictadura, además, fue refugio de las Madres de Plaza de Mayo.
Hoy sacarán los tambores al atardecer. La idea es hacerlos sonar otra vez como hace más de 50 años.