FIRMAS PARA SALVAR LA CASA FRANCISCO BEIRÓ
La casa que perteneció a Francisco Beiró (1876-1928), oriundo de Rosario del Tala, Entre Ríos, abogado, político, militante de la Unión Cívica Radical, diputado nacional, Ministro del Interior y vicepresidente electo, está ubicada en Cantilo y Marcos Paz, en el barrio de Villa Devoto. Se trata de una joya arquitectónica de influencia italianizante que se dice fue construida por el propio Beiró a comienzos del siglo XX.
El inmueble representa uno de los últimos, si no el último, ejemplos de los grandes predios de quintas suburbanas que quedan en Villa Devoto. Si bien sus caballerizas se demolieron en 1960 y la mayor parte de la propiedad fue loteada, la casa y el jardín que la rodea aún conservan su carácter suburbano y valor ambiental.
Su interior despliega finas carpinterías, vitrales, revestimientos y rejas ornamentales. Algunos de los elementos arquitectónicos de calidad que posee (o al menos poseía) el inmueble eran de roble y nogal tallados por maestros ebanistas, mármoles y granitos en pisos y revestimientos y mayólicas.
Cuando Beiró vivía, era habitual que en la casa se reunieran renombradas figuras de la época, como Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear. Luego del fallecimiento de Beiró, la casa fue lugar de reunión de sus hijos, entre ellos Ángel Beiró, que también fue diputado de la Nación por Capital Federal, e importantes figuras del partido radical, como el presidente Arturo Illia, Arturo Frondizi, Ricardo Balbín, Francisco Rabanal y su hijo, etc.
Durante la última dictadura militar, según comentó el nieto de Francisco Beiró, en la casa se realizaban reuniones clandestinas con motivo de la lucha por la recuperación de la democracia.
En años más recientes, la casa fue utilizada para filmar diversas películas, series y videos musicales, como la recordada serie Locas de Amor, producida por Pol-ka en 2004 y, protagonizada por Leonor Manso, Julieta Díaz, Leticia Bredice, Diego Peretti, Alfredo Casero, etc.; Mujeres Asesinas y Epitafios, protagonizada por Julio Chávez, Paola Krum,Antonio Birabent y Cecilia Roth.
En 2008, el inmueble fue adquirido por una reconocida inmobiliaria de la zona, posiblemente para demolerla y construir un edificio pero, gracias a la gestión de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires le otorgó protección estructural (Ley N° 2858/08). Sin embargo, desde ese momento la casa agoniza: frustrado su proyecto inmobiliario, los nuevos dueños la abandonaron a su suerte, fue intrusada en diversas ocasiones, y el Gobierno porteño tampoco hacer valer la protección estructural que posee ni impulsó su recuperación.
En 2009 y 2011 se presentaron dos proyectos de ley para declarar la casa de utilidad pública y que se convierta en el Museo de la Democracia «Francisco Beiró» y en un centro cultural. Ambos proyectos se aprobaron en la Comisión de Cultura pero se rechazaron en la de Finanzas.
Tras doce años más de desidia y debido a que, aparentemente, los dueños aún se niegan a vender el inmueble o a realizarle tareas básicas de mantenimiento para frenar su constante deterioro, en 2020, el legislador radical Juan Nosiglia, presentó un nuevo proyecto de ley (Expediente CABA-1961-D-2020) para hacer un último intento de salvar la casa Beiró. Además de declarar al inmueble de utilidad pública, el proyecto prevé «la restauración y puesta en valor de la totalidad de la fachada, incluyendo su entorno, así como de las áreas internas del inmueble».
Lamentablemente, desde ese momento, el proyecto no avanzó, por lo que el 15 de diciembre de 2022, de no tratarse en la última sesión del año legislativo, perderá estado parlamentario dejando una vez más este emblema de Villa Devoto a la deriva.
La casa de Francisco Beiró es parte de la identidad de Villa Devoto. Además de sus singulares características arquitectónicas, reconocidas por el GCBA con la ley que le otorga protección estructural, su ubicación hace que pueda ser fácilmente incluida como punto de interés en recorridos históricos barriales, para así formar un círculo virtuoso con otros inmuebles patrimoniales del barrio. De hecho, diversas agrupaciones vecinales solicitan que se extienda el APH36 para ampliar la protección en la zona en la que está incluida la casa, que está sufriendo un boom inmobiliario con decenas de demoliciones y la construcción de nuevos edificios gracias a la flexibilización del nuevo código urbanístico.
Mientras tanto, el Fondo de Estímulo para la Recuperación de Edificios Catalogados (FEREC) presente desde 1991 en la Ordenanza Municipal N°45517, en el Código de Planeamiento Urbano de 2003, y que siguió vigente en el Plan Urbano Ambiental de 2008 y en el Código Urbanístico de 2018, aún sigue sin reglamentarse dejando sin financiamiento al patrimonio porteño.
Además, el carácter protagónico de Francisco Beiró y de su casa como símbolo en la historia de la política nacional es innegable. Dada nuestra historia y el proceso que se está transitando actualmente para consolidar la memoria y la identidad nacional, que la casa se restaure y convierta en un Museo y Centro Cultural de la Democracia sería una excelente forma de perpetuar ese proceso. Debemos continuar avanzando en la lenta pero firme e imprescindible tarea de generar espacios físicos y simbólicos de reflexión y diálogo que ayuden a afianzar nuestra identidad y la democracia.
A los legisladores de la Ciudad se les presenta, entonces, una oportunidad única de demostrar que el patrimonio debe ser visto como una inversión y que su protección es en beneficio de la sociedad toda. Como se sostiene en las Normas de Quito «Un monumento restaurado adecuadamente, un conjunto urbano puesto en valor, constituyen no sólo una lección viva de historia sino un legítimo motivo de dignidad nacional».
Exigimos, por lo tanto, se trate con urgencia el proyecto de ley en la Legislatura antes de que sea demasiado tarde.
Desde ya, agradecemos el apoyo y la difusión de esta juntada de firmas para que la casa de Francisco Beiró vuelva a brillar con el esplendor que merece.