Comunicado de Prensa:
Santa Catalina de Siena: La Cámara confirmó la nulidad del permiso de construcción de una torre lindera al monasterio porteño.
Martes, 13 de mayo de 2014. La Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad rechazó las apelaciones presentadas por la empresa constructora y el GCBA ratificando la cautelar que declaró nulo el permiso de construcción de un torre en el terreno lindero a Santa Catalina de Siena.
La sentencia ratifica que la disposición de la Dirección General de Interpretación Urbanística que permitía la obra fue emitida posteriormente a la aprobación en primera instancia de la Ley de Área de Protección Histórica “Catedral al Norte”, una nueva legislación que impedía la construcción de una obra de estas características.
Según el fallo, a cargo de las juezas Mariana Díaz y Fabiana Schafrik, el GCBA “debió abstenerse -en cumplimiento del marco jurídico vigente interpretado de modo global, coherente y sistemático- de emitir actos administrativos cuya puesta en ejecución pudiera incidir en la zona objeto de modificación legislativa y, en su caso, tras la sanción de la ley, ordenar la readecuación de los proyectos constructivos a las nuevas disposiciones legislativamente aprobadas”
Las magistradas remarcaron también que el Plan Urbano Ambiental, ley marco a la cual debe ajustarse el Código de Planeamiento Urbano, obliga a “establecer mecanismos de protección preventiva para los distritos de preservación patrimonial en trámite, en tanto se tratan los respectivos proyectos”
Proyecto aprobado
En marzo de 2011, el Gobierno de la Ciudad aprobó un proyecto para construir una torre de 60 metros (18 pisos), en el terreno lindero al antiguo Convento e Iglesia de Santa Catalina, mientras que en esos momentos la Legislatura trataba la creación del Área de Protección Histórica “Catedral al Norte”, convertido en ley en noviembre de 2011 y que limita las alturas y prohíbe las torres en una amplia zona que incluye la manzana afectada.
El emprendimiento aprobado tiene como destino la construcción de un prisma de 100mts de largo, 60 de altura y 6 subsuelos, destinado a hotel 5 estrellas, Apart Hotel, viviendas, oficinas comerciales, cocheras y estacionamiento comercial.
Fue aprobado por el Gobierno a pesar de las recomendaciones de distintos organismos consultivos del propio Gobierno: COPUA (Consejo del Plan Urbano Ambiental) y CAAP (Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales). Estos organismos recomendaron que no se aprobaran construcciones que superen la altura de los edificios históricos, con el fin de preservar la morfología de la manzana y destacar la fisonomía de los antiguos edificios, resaltando así su valor como íconos del área.
Además, a principios de 2014 La World Monuments Fund, ONG internacional dedicada a la preservación del patrimonio arquitectónico y cultural alrededor del mundo, incluyó al Monasterio Santa Catalina de Siena dentro del World Monuments Watch.
Con esta inclusión, el monasterio porteño forma parte de un listado de edificios en riesgo que tiene como objetivo hacer un llamado de atención Internacional sobre los retos y peligros que enfrentan los sitios culturales alrededor del mundo.
Presentaron el amparo:
Basta de Demoler, Felicitas Luna (directora de la revista “Todo es Historia”), arq. Lucas Terra (docente Facultad de Arquitectura UBA).
Adhirió al amparo: Pbro. Gustavo Antico, párroco y rector del monasterio Santa Catalina de Siena.
Se presentó como testigo el arquitecto Eduardo Ellis, encargado de las obras de restauración del monasterio, y otros arquitectos.
Peligro sobre el monumento
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El terreno donde se proyecta la construcción es de aproximadamente 6.000 metros cuadrados y está limitado par las calles Viamonte, Reconquista y avenida Córdoba. En su línea medianera, por la fachada posterior del Monasterio Santa Catalina de Siena, y por la parte lateral de un edificio de 71 metros de altura, , construida en la época del Intendente Cacciatore, con oficinas, departamentos y locales comerciales, cuyo frente principal se desarrolla sobre la avenida Córdoba.
La construcción de un edificio en el terreno mencionado, plantea un problema de relación con la escala y tejido urbano existentes y de manera especial, con el monumento histórico. Estos problemas condicionan la volumetría y la implantación de un edificio en el terreno pues según sean las diferentes reglamentaciones que se han propuesto a través del tiempo, pueden ser afectadas la preservación y puesta en valor del Monasterio.
Se considera que las condicionantes más importantes a tener en cuenta para cualquier propuesta de construcción de un nuevo edificio son las siguientes:
La trama urbana en la cual se va a insertar, con sus características predominantes: La altura de los edificios situados sobre las calles Viamonte, Reconquista y la avenida Córdoba; la trama circulatoria vehicular y una sub trama peatonal conformada en las tres manzanas próximas, que aparecen expresadas por pasajes que atraviesan algunos de los edificios o cruces a través de ellos. Estos cruces están conformados por galerías o negocios tales como Galerías Pacífico, comercios como Harrods que podrá ser utilizado como cruce o recorrido entrando por una de sus calles y saliendo por otra, la calle peatonal Tres Sargentos, en la manzana donde se localiza el Hotel Lancaster. Se puede mencionar también el pasaje, sin vida en la actualidad que separa la parte lateral del Monasterio de Santa Catalina y el edificio sobre la avenida Córdoba.
La necesidad de preservar y poner en valor el Monasterio Santa Catalina de Siena, desde el punto de vista de la conservación del edificio, de la preservación de las visuales al mismo y de su asoleamiento, que ya ha sido afectado por la construcción del edificio mencionado sobre su lado norte. Al respecto se debe tratar de aprovechar el máximo de asoleamiento posible en horas de la mañana, hasta el mediodía en las cuales la dirección de los rayos solares es rasante a la fachada posterior del monasterio y su patio puede recibir sol.
La construcción de un edificio no debe provocar una ruptura en su medio urbano próximo sino que por el contrario, se integre a la trama urbana existente y cree un entorno que valorice tanto a un nuevo edificio como al monumento histórico, permitiendo su contemplación y facilitando sus visuales. Debería crear , junto con su entorno próximo un verdadero hito en la ciudad, un símbolo cultural en el cual las expresiones de las diferentes épocas históricas se integren armónicamente y los espacios exteriores creen un lugar de encuentro a escala humana en el centro de la ciudad.
Debería, sobre todo, respetar la escala urbana que se expresa en las cuatro manzanas entre las calles Viamonte, Florida, Paraguay y Reconquista ya afectada por el mencionado edificio de la avenida Córdoba, y no sobrepasar la altura de su basamento, equivalente a la altura de los edificios de la calle Reconquista, proponiendo alguna de sus partes de menor altura para lograr una mejor integración espacial con los espacios peatonales y el Monasterio.
Según se desprende de un informe de ingeniería estructural, tanto el convento como la iglesia correrían serio riesgo de colapso por la excavación del nuevo emprendimiento, dado que los cimientos y la estructura de los edificios del siglo XVIII sostenidos con ladrillos y argamasa de barro son extremadamente vulnerables.
Del mismo modo la sombra de la torre limitará sustancialmente el asoleamiento de los edificios, lo que incidirá negativamente en su conservación, que necesita la luz solar directa para contrarrestar las humedades naturales propias de estas antiguas construcciones.
Por otra parte, tendrá consecuencias irreparables en la percepción de la morfología y la trama urbana del conjunto patrimonial, debido a la escala del volumen que se construirá, que prácticamente encapsulará los edificios históricos detrás del nuevo volumen de 60 m, sobre la calle Reconquista, y la actual torre sobre Avenida Córdoba, de 70m, construida en la época del Intendente Cacciatore.
La torre interpondrá además la visión del conjunto de las manzanas adyacentes, con edificios de alto valor patrimonial como Galerías Pacífico y la tienda Harrods.
El uso actual del Monasterio:
A través del tiempo, se ha presentado como un oasis de oración y contemplación. Estuvo habitado por las monjas de la Segunda Orden Dominicana hasta 1974 cuando la congregación decidió mudarse a San Justo y donó los edificios al Arzobispado de Buenos Aires. Desde el año 2001, funciona como Centro de Atención Espiritual, con la misión de atender las necesidades espirituales de las personas que trabajan y transitan en el microcentro porteño.
Se ofrecen cursos, talleres, y variadas actividades en un espacio de encuentro con las diferentes confesiones religiosas y con la cultura.
El Monasterio continúa siendo el lugar de recogimiento y de paz de antaño, pero adaptado a las necesidades de la sociedad actual.
Yacimiento arqueológico
Otro aspecto preocupante es que la torre se edificará en el terreno donde se ubicaba la enfermería y el antiguo cementerio, y la casa del capellán donde vivió Monseñor De Andrea, como asimismo es probable que se localizaran allí los pozos de basura con la historia de la vida cotidiana del monasterio desde 1745 a la fecha de desocupación.
El valor histórico del Monasterio
Fundado en el año 1745, Santa Catalina de Siena es el primer monasterio de monjas de la ciudad, y es uno de los mejor conservados, ya que mantiene intactas las características arquitectónicas de la construcción original.
Su arquitectura es uno de los mejores baluartes de la época colonial, cuyos planos fueron trazados por el Hermano Andrés Bianchi, famoso arquitecto italiano perteneciente a la Compañía de Jesús.
Dio el nombre al “Barrio de Las Catalinas” con el que hasta hoy se conoce el área.
Los altares de la Iglesia datan del siglo XVIII y principios del siglo XIX. El retablo mayor es de 1776, de madera tallada, dorada y policromada, de 12 m de altura, obra del artista español Isidro Lorea. En las modificaciones de 1910, del arquitecto Juan A. Buschiazzo, se colocaron los vitrales y la imagen de Santa Catalina de Siena que corona el frontis. En 1872 se construyó un largo muelle para el desembarco en el Puerto de Buenos Aires que fue llamado “de las Catalinas” por estar ubicado frente al monasterio y operó durante dos décadas hasta la reestructuración del puerto por el ingeniero Eduardo Madero.
En 1889 se levantó frente al monasterio el edificio del “Bon Marché”, posteriormente adquirido por el ferrocarril del Pacífico y hoy el centro comercial Galerías Pacífico.
La Iglesia de Santa Catalina de Siena, en San Martín esquina Viamonte, fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1942 y el Monasterio contiguo lo fue en 1975.
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