“Me da bronca que los pocos vestigios de nuestro pasado colonial se tiren a la marchanta con ignorancia supina. Hace cuarenta años, cuando construyeron el bodoque que franquea al convento sobre la Avenida Córdoba, un enorme cartel anunciaba: “Magníficos departamentos en exclusivo solar histórico”. Parecía una cargada, los constructores del edificio se vanagloriaban de las mismas cualidades que estaban lesionando. Con ese criterio, una nueva torre podría promover su venta con algo del tipo: “Pase a la historia, sea parte de un emprendimiento que arruinará un monumento histórico”
“En la manzana de Santa Catalina habría que resignar la idea de una torre por un proyecto más acotado. Moderno, sí (no una copia farsante de arquitectura colonial) pero algo que jerarquice al convento. No sea cosa que nos pase como al Cabildo: cuando nos dimos cuenta que valía la pena, lo habíamos convertido en una maqueta”
(Por Miguel Jurado, Editor adjunto de ARQ)