Este mapa de denuncias de vecinos muestra cómo la demolición paulatina de piezas de nuestro patrimonio arquitectónico, paisajístico e histórico está destruyendo nuestro entorno urbano inmediato. Podes ayudarnos a sistematizar la información de tu barrio completando tu denuncia.
FORMULARIO DE DENUNCIASTe invitamos a recorrer el mapa con algunas de las demoliciones más llamativas;
Esquina Juncal y Laprida;
Esquina Vidal y Olazabal; conjunto del Arq. Olivari
Esquina Av. Córdoba y Dorrego conocido cómo Villa Virginillo;
Demolerán en Palermo un edificio histórico relacionado con ¨Solo por Hoy¨ el disco que Gustavo Cerati grabó para la película homónima de Ariel Rotter.
–San Juan y Matheu en venta para construir 14 pisos + PB
–Esquina de Pueyrredón y Tucumán.
Esquina de Marcelo T. de Alvear y Uriburu.
– Morelos 435.
Arquitecto Jacobo Pedro Storti / C.A.B.A. / Morelos 435 / Casa propia del arquitecto
–Lima 217 y Adolfo Alsina.
El patrimonio arquitectónico es un recurso no renovable; su destrucción altera la habitabilidad de la ciudad y afecta los derechos de los vecinos. Se pierde tanto patrimonio tangible como intangible; desde espacialidades y materialidades hasta patrimonio sociocultural y un entorno urbano equilibrado.
Si bien el patrimonio porteño está preventivamente protegido por la ley 3056, hay llamativas excepciones por falta de criterio de la autoridad de aplicación. Además, algunos de los permisos de obra aprobados por el Poder Ejecutivo han sido duramente cuestionados por la Justicia al violar la protección legal ya votada en la Legislatura. A pesar de las irregularidades documentadas por los vecinos, las ONGs y los fallos de la Justicia, vemos con alarma la discrecionalidad y falta de transparencia de los organismos que deciden qué edificios se conservan y cuáles no.
En 2011 mediante un amparo presentado por esta ONG, la Justicia obligó al Poder Ejecutivo a que completará el catálogo definitivo de bienes patrimoniales con el objetivo de establecer reglas claras para los vecinos y la industria de la construcción.
El organismo encargado de determinar el valor de los edificios de la ciudad es el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales (CAAP). Pertenece a la Dirección General de Interpretación Urbanística (DGIUR), dependiente de la Subsecretaría de Planeamiento del Ministerio de Desarrollo Urbano.
Según su sitio web, luego de la evaluación del relevamiento generado por la FADU de la UBA, el CAAP, de un universo de 141.000 edificios anteriores a 1941 que podrían ser declarados patrimonio arquitectónico, seleccionó tan sólo el 13% para tratar su protección por la Legislatura. Aún así, estos 18.500 edificios están en un limbo legal, sus proyectos de ley de protección están perdiendo estado parlamentario y los otros muchos serán noticia de ahora en adelante.
Si bien no todo debería ser protegido; la discrecionalidad del catálogo permite la pérdida lenta pero segura de cientos de edificios patrimoniales. Día a día se dilapida patrimonio social, cultural y económico invaluable capaz de generar mayor calidad de vida, m2 para vivienda social y valor agregado para nuestra economía. Exigimos, junto con otros 16,000 firmantes, que se realice una auditoría al CAAP y a la DGIUR.
Buenos Aires está gobernada por la especulación inmobiliaria. Pese a que la población de la ciudad no aumenta desde mitad del siglo XX, cada vez se permite construir más y a mayor altura sin respetar el entorno barrial, los edificios patrimoniales ni mejorar la infraestructura de los servicios. La calidad de vida en la ciudad disminuye mientras la vivienda ociosa aumenta.
Lejos de solucionar el déficit habitacional, las obras nuevas se concentran en el mercado ABC1 ampliamente sobre ofertado y muchas de las unidades terminadas permanecen vacías. Por el contrario, existen herramientas dentro del Código Urbanístico para ayudar a los propietarios a mantener el patrimonio. Por ejemplo; financiamiento a través del nunca implementado Fondo Para la Recuperación de Bienes Catalogados (FEREC) o programas de recuperación de patrimonio para reconversión a vivienda social como los existentes en el barrio viejo de Montevideo.
Buenos Aires y su respuesta al calentamiento global:
La densidad mal aplicada sobre tejidos ya consolidados altera nuestro entorno dejando como resultado una nueva ciudad fuera de escala y proporción. Esto aumenta el efecto “Isla de calor” y empeora las condiciones de hacinamiento en el contexto de la lucha contra el calentamiento global y las epidemias urbanas en una ciudad con un alto déficit de espacios verdes.
La sustitución de piezas patrimoniales por edificios nuevos sin ninguna planificación no es una política urbana sostenible; va a contramano del compromiso Carbono Neutral para Buenos Aires 2050, por el cual el GCBA se comprometió a encarar una serie de medidas para mitigar los efectos del cambio climático.
Para poder cumplir esos compromisos medioambientales se requiere la revisión de varios de los procesos de la industria de la construcción. Desde la huella de carbono del edificio, el uso del agua, la extracción de materiales y la disposición de residuos sólidos que hasta la demolición eran materiales nobles son ahora variables muy importantes que considerar para reducir las emisiones y mitigar los efectos del cambio climático.
Durante la segunda mitad del siglo XX los planes urbanos aplicados sobre nuestras ciudades han desconocido la ciudad real, sus particularidades y las necesidades de quienes las habitamos. Ya es hora de cuestionar, mediante la participación vecinal, la tabula rasa de la arquitectura moderna para repensar nuestro entorno urbano en base a nuevos paradigmas urbanos cómo la tan mencionada ciudad de los 15 min.
rollo planificado y sustentable más acorde al siglo XXI, que al propuesto por el movimiento moderno para las ciudades del siglo XX. que garantice el derecho a un ambiente sano y la preservación, recuperación y difusión del patrimonio cultural tal como lo establecen la Constitución Nacional, la Constitución de la Ciudad, el Plan Urbano Ambiental y el Código Urbanístico. Por eso defender su patrimonio es cuidar la calidad de vida de los vecinos y la proyección económica de la ciudad. Demoliendo su identidad, se va Buenos Aires.
La democracia participativa como resolución de problemas urbanos;
La Constitución de la Ciudad organiza sus instituciones autónomas como democracia participativa. Sin embargo; las instancias de participación existentes en el Código Urbanístico y la Ley de Comunas no se llevan a cabo. Por lo que las listas de proyectos de ley con inmuebles a proteger a tratar en la Legislatura no han sido discutidas por las comunas. Los vecinos simplemente se enteran de las demoliciones cuando los edificios desaparecen.
Es por eso que exigimos verdadera representación vecinal en los órganos que deciden sobre nuestros barrios. Decimos no a las torres y los convenios urbanísticos, basta de privatización de tierras públicas y venta de espacios verdes. Demandamos un programa de apoyo a Bares Notables y de recuperación del patrimonio para vivienda social, protección del adoquinado en áreas protegidas y respeto al arbolado urbano.
Por ejemplo; la Ley que da creación al CAAP establece que sólo podrán participar representantes de asociaciones vecinales durante las reuniones en las que se decide qué inmuebles se demuelen y cuales se presentan con voz pero sin voto a diferencia del resto de los participantes.
Las instituciones que forman parte del CAAP y están encargadas de tomar estas decisiones son: