El defensor adjunto del Pueblo porteño, Gerardo Gómez Coronado, tiene la costumbre, rara entre funcionarios de la Ciudad, de usar el transporte público. También escucha a los vecinos, lo que es natural en un ombudsman y debería serlo en un gobierno elegido por el voto. Con lo que termina enterándose de ciertos problemas que otros, enamorados de la foto de inauguración, no quieren ni ver.
Por ejemplo, de que el metrobús de la Nueve de Julio no es la panacea que dicen ni siquiera para los pasajeros que lo usan. El macrismo repite machaconamente que los bondis van más rápido y con eso se gana tiempo, lo que es ciertísimo y seguramente muy conveniente para los que sólo tienen que recorrer la avenida de punta a punta, rumbo a otros barrios. Pero los que tienen que tomar el transporte en la avenida, se encuentran con otro panorama. Y ni hablar de los muchos que viven en el área afectada.
Comments are closed.