El conjunto arquitectónico neogótico que forman el convento y la iglesia Nuestra Señora de Las Victorias, construido entre fines del siglo 19 y comienzos del 20 en la porteña esquina de Libertad y Paraguay, está a punto de sufrir una drástica modificación.
«Recibimos con alegría la noticia del inminente comienzo de las obras. Veremos (y también oiremos) demoler y volver a construir, crecer hacia abajo y hacia arriba esta edificación», se anuncia en el último número de la revista parroquial Las Victorias.
La publicación no detalla las obras previstas ni hay cartel al respecto sobre la fachada, pero funda su necesidad en contar con más espacio para las actividades parroquiales y tener oficinas para financiar con la renta una misión en Mozambique.
Vecinos que temen una degradación de otra pieza arquitectónica de valor histórico y cultural cuestionaron el caso en cartas de lectores a diarios porteños, y llevaron el caso a la asociación «Basta de demoler» y a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad.
Daniel Moretti, por ejemplo, afirmó que «se prevé la demolición de la Capilla -la cual ha sido despojada de cuadros y bancos- y de parte de la fachada del Convento, sobre la calle Libertad».
«El proyecto contempla la construcción de dos subsuelos de cocheras y de ocho pisos de oficinas que se prolongará sobre la terraza del resto del Convento», hasta la esquina con Paraguay, detalló en un texto publicado el 20 de julio último.
El epicentro de la demolición será entonces la capilla de Libertad 870, no la iglesia parroquial que da sobre Paraguay, construida en 1880, donde alguna vez ofició misa Don Orione y en 1967 el escritor Jorge Luis Borges contrajo enlace con Elsa Millán.
El templo, cuyos vitrales fueron traídos de París, fue encomendado a la Congregación del Santísimo Redentor, que lo inauguró en 1883. Su actual párroco es Miguel Ángel Chabrando.
Otra vecina, Gabriela Etchepareborda, destacó que «este complejo histórico, verdadera joya arquitectónica del siglo 19, fue escenario de la batalla de la Revolución del Parque, que se desarrolló en la Plaza Libertad el 26 de julio de 1890, siendo la Torre de las Victorias centro del fuego de la artillería».
En aquel episodio histórico, la Cruz Roja montó allí un hospital de campaña.
«Resulta doloroso pensar que este emblema de nuestro pasado, que pudo salir airoso del fuego de una batalla, no podrá sobrevivir a los ejércitos de demolición», añadió Etchepareborda.
El defensor adjunto del Pueblo de la Ciudad, Gerardo Gómez Coronado, a partir de la inquietud vecinal, pidió al Gobierno porteño los planos de la obra e información sobre su autorización, pero el pedido aún no fue satisfecho.
«Nos consta que hay un proyecto, pero es un edificio protegido por el Gobierno de la Ciudad y la obra no se podría aprobar. Esperamos la respuesta del Ejecutivo», dijo el defensor a Télam.
Gómez Coronado comentó que están en juego el valor en sí mismo del inmueble a demoler, la destrucción de lo que representa y los cambios que sufrirá el contexto.
No obstante, admitió que «cualquier propietario de un bien protegido tiene derecho a maximizar sus funciones, y las autoridades podrían reconocerle algún beneficio en compensación por lo que le está vedado modificar».
El defensor adjunto comparó el caso de Las Victorias, con el que se suscitó en torno de la iglesia de Santa Catalina de Siena, en San Martín y Viamonte, un templo del siglo 17 al que se quiere construir aledaño un edificio en torre, de profundos cimientos.