El Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo respondió a las críticas de este suplemento sobre su carta contraria a la ampliación del Area de Protección Histórica 1 y la creación de otra APH que proteja el patrimonio de la city porteña. La carta del CPAU dice que fue tratado “despectivamente”, lo cual “parece responder a una larga campaña de agravios sin fundamentos que la sustenten”.
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Las buenas intenciones de la carta son notables, como lo es que no toque el tema que la generó, la oposición del Consejo a la protección de la city y de un sector de Barracas. El CPAU tiene antecedentes de emitir cartas contra intentos legislativos de proteger sectores de la ciudad. Aquí es donde entra el tema de defender a los grandes estudios, por una cuestión de matemática. Si Buenos Aires es territorio de Grandes Obras –torres y más torres–, el negocio les queda a los Grandes, que tienen acceso a financiamiento e inversores, y entraron en el circuito de grandes emprendimientos. Pero en APH y zonas residenciales protegidas la escala baja y ahí reaparece el arquitecto independiente, con sus inversores propios que pueden ser hasta parientes, ganándose la vida. Bloquear la protección patrimonial es hacer lobby por la escala a lo grande, que beneficia únicamente a los grandes estudios. Y esto ya es conducta del CPAU, pese a los doce mil asociados –que no eligieron asociarse, sino que tienen que hacerlo para ejercer– que dice representar.