Cartas de Lectores; La Nación 08 de Septiembre de 2011
Patrimonio urbano
Señor Director:
«A propósito de nuestro patrimonio urbano, ¿cómo olvidarnos de los hermosos carteles antiguos para afiches con el logo de la municipalidad, que nadie cuida ni repara y que son reemplazados por otros modernos, si pueden convivir ambos?
«¿Cómo olvidarnos de los buzones que todavía tiene la ciudad y que sólo con algo de mantenimiento podrían perdurar, como en Londres? ¿A quién corresponde su cuidado?»
Lidia Josefa López
lidiajosefalopez@gmail.com
Sobre El pensador
Señor Director:
«En 2008, la Legislatura porteña sancionó la ley 2932 (iniciativa de la diputada Anchorena), que aprobaba el traslado de El pensador, de Rodin, a las escalinatas del Congreso Nacional para rescatarlo del emplazamiento en el que aún sigue, mal ubicado, en una de las plazas frente al Congreso.
«La voluntad de formalizar dicho traslado fue renovada por el diputado Fernando Sánchez, de la Coalición Cívica, días atrás, simultáneamente con un pedido urgente al gobierno porteño para que, hasta tanto se concrete la mudanza, proteja la obra del vandalismo frecuente al que la condena su actual ubicación. Sin embargo, en el Senado, cierta legisladora se opuso férreamente a la iniciativa: no se justificaba, en su opinión, aceptar esa «copia de mármol».
» El pensador no es de mármol ni es copia: es de bronce, producto de un «vaciado a la cera», procedimiento numerado y supervisado por el propio autor francés, con la asistencia de su habitual fundidor, Alexis Roudier. Este ejemplar (así se dice) fue específicamente encargado a Rodin en 1906 por el fundador del Museo Nacional, Eduardo Schiaffino.
«Descalificar esta obra en términos de «copia» supondría que entonces los grabados también lo son, porque hay más de uno. Los fundamentos esgrimidos en la Cámara alta para rechazar a El pensador revelan cuán desconocida es la escultura para algunos, empezando por el desconocimiento del material del que está hecha la pieza, señal suficiente para asumir que es imprescindible visibilizar una expresión emblemática de nuestro patrimonio, con la carga artística y simbólica que implica.»
Gabriel Sánchez Sorondo
DNI 17.902.622
soysanchez@gmail.com
Cartas de Lectores; La Nación 06 de Septiembre de 2011
Patrimonio urbano
Señor Director:
«No se puede más que compartir el editorial que publicó La Nacion sobre el cuidado del patrimonio. Lamentablemente, sobran los ejemplos al respecto, que demuestran que poco y nada es lo que se hace para imitar a los países que realizan lo imposible para mantener su patrimonio edilicio.
«Entre las pocas excepciones al respecto puede señalarse la conversión del antiguo cine y teatro Gran Splendid en una hermosa librería, en la que no se escatimaron esfuerzos para mantener sus cualidades arquitectónicas, así como la confitería Las Violetas, que se mantiene en sus condiciones originales gracias a los vecinos.»
Carlos Alberto Gietz
LE 4.056.496
carlosgietz@yahoo.com.ar
Patrimonio urbano II
Señor Director:
«Se ha cerrado la confitería Richmond y, a la vez, se ha abierto una herida más en el espíritu de todos aquellos que queremos profundamente a Buenos Aires. El caso es representativo de otros, más inadvertidos, que tienen que ver con un mal difundido: el de la pérdida del patrimonio urbano.
«Vayan algunos ejemplos. El polvoriento cartel del salón de té Queen Bess, de la avenida Santa Fe, sirve hoy como sostén de avisos de prostitución en el frente de un local que tiene sus persianas bajas para siempre. El bar Argos, de Colegiales, mutó en un colorinche negocio de nombre prosaico. Donde se encontraba el restaurante El Mundo, frente a la antigua radio homónima, grupos de juguetes reemplazan a las personalidades de la cultura que se sentaban a sus mesas.
«La indiferencia de muchos particulares y la impavidez de las autoridades, en definitiva, colaboraron con la desaparición de estos preciados sitios, y el deterioro ciudadano continúa.»
Javier Martínez Córdoba
DNI 16.492.233
javiermartinezcordoba@yahoo.com.ar