Este miércoles a las seis en punto de la tarde, Basta de Demoler invita a darle un abrazo al convento de Santa Catalina, amenazado por una obra vecina de particular monstruosidad. El convento, viejo de siglos y una obra de ese gran cura-constructor que fue Blanqui, ya está tabicado por una horrenda torre sobre la avenida Córdoba. Décadas después, lo quieren terminar de encerrar y dejar hecho una maqueta con otra obra enorme, rentable, fea.
El desmadre es tal que hasta la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos se interesó. Seguramente para sorpresa de Mauricio Macri, este miércoles le dirigieron una carta firmada por Juan Martín Repetto –en su carácter de presidente de la comisión y no de ministro bonaerense de Obras Públicas– y su vocal secretario, Oscar De Masi. La nota es producto de la “expresa indicación del Cuerpo Plenario reunido en sesión de fecha 28 de junio” y es para “reiterarle nuestra más seria preocupación ante las obras de construcción de un edificio, que se ejecutarían aledañas a la Iglesia y Convento de Santa Catalina (monumento histórico nacional)”. La comisión se preocupa por los cimientos del convento y por los rastros arqueológicos y “enterratorios”, pero también por “el grave impacto perceptivo que el volumen emergente causará en la debida amortiguación visual del monumento”.